31 de mayo
La visitación de la Virgen María
Lc 1, 39-56 Proclama mi alma la grandeza del Señor
Con la Visitación de maría a Isabel terminamos el mes de mayo. María siempre en el camino de la vida, en lo cotidiano, dispuesta a hacer presente a Jesús y su fuerza salvadora en mi vida…María en el camino del servicio, de la atención, de la cordialidad hacia el que lo necesita. María, toda referencia a Dios, la bendecida que proclama su grandeza. Termina el mes de mayo, pero no concluye, nunca, la grandeza de María que cada día, como hoy, nos muestra el fruto de su vientre, a Jesús.
María, eterna y dulce compañía. Hoy al finalizar el mes que se te dedica, pido por la paz y la fraternidad entre los hermanos, por la justicia y la soberanía del Amor en nuestro quehacer diario. Pido que intercedas por nosotros para que nos ayudes en Jesús a ser hombres y mujeres nuevos, limpios de rencores, odios, envidias y todo sentimiento que nos aleje del camino del Señor. Pido tu bendición en estos momentos turbios que vive el mundo y especialmente pido por mi pais Venezuela. Pido por el don de la tolerancia y el respeto, para que sean ejercidos por todos los ciudadanos cotidianamente. Gracias te doy por tu protección, porque siento que estamos cubiertos por tu manto y tu Amor, solo que muchos no se quieren dar cuenta, no les importa, no te sienten porque no son ni siquiera capaces de sentir las tribulaciones y dolores de los cercanos, porque están tan pendientes de ellos mismos y sus intereses, que el resto del mundo carece de relevancia.
Pido la Bendición de Dios y por supuesto la vuestra, para nosotros los pobladores de este país y del mundo.
No sé si es porque me llamo Isabel, pero esta escena del Evangelio la visito con frecuencia.
Cada mañana me gusta esperar a María, que Ella me visite, que me llene de su alegría, de su amor, de su grandeza; que me enseñe el camino hacia su Hijo; que me enseñe a ser madre, esposa, hija; que me ayude a darme incondicionalmente como hizo Ella.
La pido que siga teniendo fuerza en mis manos, en mis pies, en mis ojos para seguir caminando.
Y la doy gracias por estar siempre a mi lado, porque es Ella la que me ayuda siempre en los momentos malos.
Gracias María, gracias Madre.