15 de marzo
Domingo III cuaresma
Jn 2, 13-25 No convirtáis en un mercado la casa de mi Padre
Tu Palabra, Señor, ha venido acompañada de la imagen de la Porciúncula, la pequeña iglesia que, en un pedazo de tierra, a las afueras de la ciudad, San Francisco de Asís restauró con sus manos. Así empezó su obra de restauración de la Iglesia universal. Alejado del centro y del poder, desde la pobreza más radical, desde la humildad más constructiva….sin relación con mercado del consumo en el que vive nuestra sociedad, y los que formamos la Iglesia. Haznos, como a San Francisco, tuyos en la pobreza, no mercaderes del absoluto.
Y es mi cuerpo tu templo Señor, ayúdame a no sucumbir en esta vorágine consumista en la que todo tiene su precio, a cuidarlo todos los días, para tenerlo preparado para Ti siempre, a evitar todo aquello que me perjudica, para no ofenderte, todos los excesos pues entiendo que a Ti no te son gratos. Fortaléceme para perserverar y no desfallecer en el intento. Gracias Señor.