29 de enero
Domingo IV
Dt 18, 25-29 Pondré mis palabras en su boca
A eso aspiro, Señor, Palabra encarnada: a que mi boca solo pronuncie lo que ha salido de la tuya, a que mi corazón sea un seno para que tu Palabra anide en mis entrañas, y se encarne en mi existencia. Así lo que llena el corazón saldrá por mi garganta para alabar y bendecir tu nombre. Dime una palabra.
Autor: Nano SM
Religioso Marianista, sacerdote. Actualmente trabajo en la pastoral de un colegio en Madrid, precisamente donde estudié y sentí la llamada a la vocación religiosa.
Desde hace tres años escribo cada día un comentario a la Palabra de Dios, que me ayuda a encarnarla y a darla a los demás. De alguna manera participo en la misión de María, dando a Jesús, dando su Palabra.
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Yo solo le pido al Señor, saber oír sus Palabras, no cambiar mi una tilde en favor mío.
Saber ser signo de Ellas, transmitirlas con mi vida y mi boca.
Que su Palabra sea siempre viva y actúen en mi.