4 de mayo
Miércoles II de pascua
Jn 3, 16-21 Tanto amó Dios al mundo
Aquí está la clave de todo, Señor, tu amor. Sin reservas, hasta dar la vida y vida con abundancia. Esto es lo que celebramos en Pascua, que te entregaste por nosotros, que nos llama a entregarnos también nosotros unidos a ti, para dar vida, y darla especialmente en este tiempo de pascua. Que nos acerquemos a los que están abatidos, atribulados o yacen en sombras de muerte. Que en ti les demos nueva vida.
Ciertamente, en algunas ocasiones soy muy consciente del Amor tan grande que me tienes, ya que no escatimaste nada por Amor a mi y a todos los hombres. No quiero quedarme solo así, debe de agradecer que a pesar de mis negligencias, tú siempre me sales al encuentro y te hacer muy presente en mi vida.¡¡Gracias Señor, aunque no lo merezca!!
Aquí está la clave de todo, Señor, tu amor.
El amor que nos regalas a manos llenas, el amor que derramaste en la cruz pensando en mí…
Y yo ¿como te correspondo, Señor?. Amándote, amando a los demás, dando a conocer a los demás ese amor que nos tienes, y amando a los demás te conocerán y descubrirán lo que significa la Pascua.
Ayudame, Señor, a derramar tu amor a los que me rodean para que todos sean capaces de descubrir cuanto ama Dios al mundo.