6 de noviembre
Martes XXXI
Fil 2, 5-11 Tened entre vosotros los sentimientos propios de Cristo Jesús
Sentir desde tu corazón, ver desde tus ojos, oír el gemido de la humanidad con tus oídos de misericordia, ser tus manos para actuar en tu nombre, tus pies para caminar por tus caminos, acercándome al pobre y desamparado, tu boca para decir una palabra de aliento al abatido, al que está solo y desamparado, tu voluntad para unirla junto al Padre. Amén.
Mirate en la cruz.
Unirme. Amarte.
Dulce mandato, Señor, si oír,
actuar y andar,
es para estar contigo.
Si estarás a la vera del camino
esperando el paso del amigo.
Si Tú necesitas ayuda
yo te brindo la mía
escasa y desvalida,
que casi siempre es tardía
que casi nunca acertada.
¿Quiénes se sentarán en la mesa del Señor?
los pobres y humillados que tienen sed de consuelo
¿Quiénes acudirán a su llamada?
los maltratados y desheredados con hambre de justicia
¿A quiénes encontrará cuando salga a caminar?
A todos aquellos que asustados ante la crudeza del mundo paralizaron sus vidas