30 de mayo
San Fernando
Ecl 42, 15-26 Voy a recordar las obras de Dios y contar lo que he visto
Eso quiero hacer hoy, recordar tus obras, contar tus maravillas. El sol ha salido mostrándose a todos, se ha desentumecido el alba con el clarear del horizonte. Los cielos y la tierra, en esta abundante primavera, que tiñe los campos con el rocío de las amapolas, los cielos y la tierra se llenan de tu inmensa gloria. Sondeas tú, Señor, el abismo de mi corazón, penetras mis tramas, desvelas mis misterios. Así, sobrecogido en tu abundancia, no puedo sino cantar tu alabanza. ¡Qué amables son tus obras, Dios de bondad!
Poner mis ojos en tus maravillas
pues tu me maravillas y consuelas
Cambias mi luto en danza
de eterna primavera
El tiempo roza los días
y su paso, lento y constante,
lejos de diluir en la mente,
perfila y aviva, Señor, la semblanza Tuya.
Y aunque la inquietud asole,
inmóvil y clavada
entre guijarros y en riscos asentada,
la esperanza puesta en Ti, Dios Padre, enardece.
Y deja que el alma se serene,
que la paz se instale,
que el dolor se aquiete,
y que, por fin la Fe,
la Fe tan perseguida arraigue.
Cuando mis ojos dejan de correr te veo en cada rincón de universo