15 de marzo
IV domingo de cuaresma
Ef 2, 4-10 Dios, rico en misericordia
por el gran amor con que nos amó, estando nosotros muertos por los pecados, nos ha hecho vivir con Cristo, por pura gracia estáis salvados.
Así, es, Señor, así es la realidad de mi vida, en tu gran amor, a pesar de mi vida de pecado. Bañado en tu misericordia, renacido en tu carne, por pura gracia salvado, inexplicablemente. En ti, Señor, vivo en medio de la muerte. Lo que está muerto no puede ya morir, solo abrirse a tu vida. Por el don de tu gracia.
¡¡Gracias Señor por tu gran Misericordia!! Cuanta paciencia y amor me has dado toda mi vida, me has llenado siempre de Amor, pasando por alto mis debilidades. Mi respuesta está llena de gratitud y confianza, por eso me acojo siempre a tu infinita Misericordia.