31 de diciembre
Octava de Navidad
Jn 1, 1-18 En el principio existía la Palabra
Al final del año es bueno recordar el principio. El origen nos ayuda a interpretar el final. Alfa y Omega en Ti, Señor del tiempo y de la historia. Tú nos has creado para que vivamos en ti, y caminemos al encuentro contigo, al final de nuestra existencia, que se abrirá como un principio de vida en tu presencia. Un año muere, nace un año. Gracias.
Señor, por todo lo recibido. Perdón, Señor, por tan poco como he acogido tu gracia. Te pido humildemente la bendición.
Señor, ¡cómo pasa el tiempo! Pero Tú no pasas, no cambias, sólo Tú permaneces desde siempre y para siempre, alfa y omega, abarcándolo todo, abarcándonos a todos entre los márgenes infinitos de tu amor. Haz que en el nuevo año vivamos siempre dentro de tus márgenes.