4 de marzo
martes VIII
Mc 10, 28-31 Por mi y por el evangelio
Tú eres el por qué de mi vida, tú y tu evangelio, la buena noticia que me haces vivir en tu alegría, en donación, en búsqueda, en entrega, en consagración. Por ti y por tu evangelio he dejado algo y he recibido el tesoro incalculable de tu bondad y misericordia, de tu cercanía, de tu presencia continua, de tu amor. Tú te constituyes en el centro y en el motor de mi existencia. Gracias, Señor.
Tu Evangelio, Señor, tu Palabra, la Buena Noticia.
Dejar todo por ti y por el Evangelio. Tu eres el que me ha llamado, el que me ha elegido, el que me ha dado libertad para vivir con y en el Evangelio.
Dejar todo por ti y por el Evangelio. Tu quieres que te siga sin llevar peso, sin ataduras, sin miedos, sin agobios. Tu amor y tu palabra es lo que llena mi vida y tu amor y tu palabra es lo que quiero dar a los demás. Gracias, Señor