7 de septiembre
Martes XXIII
Lc 6, 12-19 Subió Jesús a la montaña a orar….
…y pasó la noche orando a Dios. Justo antes de hacer algo trascendental, elegir apóstoles, te pones en relación directa con el padre, te retiras, subes a la montaña, pasas la noche orando. Lugar apartado, tiempo, tranquilo, sereno, sin interrupciones. Enséñame a orar así, Señor, en la montaña, en la noche, para estar en intimidad contigo.
Señor enséñame a escucharte en las tinieblas, en la soledad, en el frío de la noche junto al aullido de los lobos… enséñame a escoger bien mis amigos… Amén.
Señor, se lo que hace una oración bien hecha, con un corazón vacío de todo, esperando que seas tú quien lo llenes, ayúdame a seguir necesitandote , a buscarte día y noche. Tú eres el único que llenas mi vida.