5 de abril
Viernes Octava de Pascua
Jn 21, 1-14 Es el Señor
Todo conduce, en estos días de la octava de Pascua, a reconocerte: es el Señor. Eres tú, muerto, y ahora resucitado. Eres tú, ausente, que te haces presente. Eres tú, que acompañas nuestro caminar, aunque no lo sepamos. Eres tú, que ofreces tu paz a nuestros corazones inquietos. Eres tú que sales al encuentro de quien te busca con corazón sincero, con anhelo de amor. Eres tú, que colmas de alegría nuestro ser con la claridad de tu gloria. Eres tú, el Señor.
¡¡Es el Señor!! El gozo de reconocerte en todo los acontecimientos de mi vida.
No permitas que me deje seducir por lo fácil, el camino hacia el encuentro contigo tiene muchos escollos, pero el final es la dicha del encuentro.
Eres tú Señor
es tu vida prendida
pétalo en flor.
Alabad al Señor comiendo y durmiendo
Alabádlo solos y en compañía
Él nos embarazó de luz
Él nos abrió las puertas del alma
Alabémoslo sin descanso
porque es eterno su tiempo, infinita su mirada, inagotable su aliento