23 de junio
Domingo XII
Salmo 62 Tú eres mi Dios
Esto es lo que te digo con todo el corazón, con toda el alma, con todas las fuerzas, con todo mi ser: tú eres mi Dios, mi alma está sedienta de ti, mi carne tiene ansia de ti, como tierra reseca, agostada, sin agua. Así todos los domingos y fiestas, al recitar este salmo, te reconozco y me reconozco en Ti: Tu gracia vale más que la vida, toda mi vida te bendeciré, estoy unido a ti, tu diestra me sostiene.
Tú mi delicia oculta
Tú mi tesoro perdido
Tú el huracán que me agita
Tú mi muerte en tu vida
¡¡Tú eres mi Dios!! Es la profesión de fe más grande que deseo poner en mis labios y vivir en mi vida.
Eres el origen y el fin de mis desvelos
Tú eres mi Dios, mi apoyo y seguridad, mi paz y mi descanso, el camino que me lleva, la meta a la que aspiro, el amor con el que sueño, la dulzura de una caricia. Mi alma está sedienta de ti, por eso te busco, te llamo, y ahí estás, siempre esperando, siempre atento a escucharme y llenarme. Estoy unida a ti, Señor, Dios mío.