8 de mayo
Lunes IV de Pascua
Jn 10, 11-18 Las mías me conocen
Tú buen pastor, que te muestras y desvelas, por eso te conozco, o creo conocerte, te presiento, te intuyo, te se, te muestras te acercas…cada día pones tu nombre en mis labios, y tu corazón en el mío, y me dices al decirme, y me haces conocerte en todo, el universos en mis manos, sin nombre, en un horizonte infinito, al abrirme a ti. Tu vida en mi vida, yo doy mi vida por mis ovejas, nadie me la quita sino que yo la entrego libremente.
¿Por qué me llamas? ¿no me hueles?
Estoy oculto en la porquería del mundo
en la sala trasera
donde la vergüenza se esconde
y las pastillas gobiernan
Tan cerca que te matará mi aliento
y cuando la basura te asfixie
gritarás de nuevo ¿por qué me buscas?
Hch 11, 1-18