10 de julio
Jueves XIV
Os 11, 1-4.8-9 Lo amé.
Me amaste desde las entrañas maternas, cuando era joven, siendo adulto me sigues amando, me alzas en brazos, me curas. Con cuerdas humanas, con correas de amor me atraes, me acercas a ti, me atas, me alcanzas. Te inclinas a lavarte los pies. Me das de comer. Por eso se me alegra el corazón, y mi carne descansa serena. Por eso se conmueven mis entrañas, porque tú te has conmovido por mi, y me sigues dado la vida. Gracias.
Gracias Señor, siempre me manifiestas tu Amor.
Me acojo a él e intento responder con gratitud.
Me siento privilegiada, mi deseo es corresponde en todo lo que haga en mi vida a ese Amor..
Me amaste desde las entrañas maternas. Me amaste tanto que me invitaste a seguirte, a imitarte, a caminar lento para no perderme nada. Me amaste tanto que me diste ojos para mirar, boca para sonreir, manos para acariciar. Me amaste tanto y tanto me has dado que siento tu amor en mi vida, en mi camino, en mis alegrías, en mis miedos, en los recodos de la vida y en las llanuras del descanso. Me siento amada y descanso en ese amor. Me siento amada cuando miro a la cruz y estás ahí. Me siento amada y sigo luchando, caminando, trabajando solo por ti. Me siento amada y yo te amo profundamente, Señor.