2 de septiembre
Martes XXII
I Cor 2, 10-16 ¿Quién conoce lo íntimo del hombre?
Tú, más íntimo que mi propia intimidad. Tú el tesoro. Tú la perla preciosa. Tú la morada. Tú mi ser. Tú mi entraña verdadera. Tú mi respiración. Tú mi sueño. Tú mi vela. Tú eres más grande que lo que pueda decir con mis palabras. Tú eres tú, dador y creador de vida, y tu espíritu que lo sondea todo, brota en una palabras que no pueden contenerte. Tú eres tú, eres el que eres, desde siempre y para siempre, déjame sin voz.
¿De dónde sale tanto silencio repleto de vida?
¿Quién conoce lo íntimo del hombre?
Solamente Tú Señor, ante tu Presencia nos vemos tal cual somos.
Sabes muy bien todo lo que anida en nuestro corazón.
Mi deseo más profundo, es que seas siempre Tú.