23 de octubre
Miércoles XXIX
Lc 12, 39-48 Al que mucho se le dio mucho se le exigirá
Conciencia de que recibo mucho de ti, Señor, es evidente. Dulce tensión la que me lleva a desear que me exijas el fruto de tanto don; suavidad en el compromiso al saber que de ti procede todo, que es tu propia gracia la que me hace abrirme a al tesoro que recibo de ti, al derroche que tienes conmigo. Solo me pides abrirme, disponibilidad, aceptación. Ayúdame a decirte Fiat, como María.
Zarandea mi árbol
caigan los frutos
de tu redención
¡Señor ayúdame a saber corresponder, a todo lo recibido de Tú divina gracia!
Has que tú Espíritu, me haga ver lo que debo realizar en mi día a día. Yo quiero corresponder.
Ayúdame a saborear la dulce exigencia que surge en mí, al descubrir la gratuidad de Tu amor sin límites.
Tu ignorancia no te exime del castigo ni tu sabiduría del juicio