24 de diciembre
Lc 1, 67-79 Nos visitará el sol que nace de lo alto
Aquí me tienes, señor, como el pastor, aguardando en la noche. Sobre mí tu estrella, iluminando mi oscuridades, mis muertes, mi pecado. En el horizonte de mi vida tu alborada, anunciada por el centinela de la aurora. Solo y en silencio, donde en secreto tú solo moras. Y en tu aspirar sabroso, cuán delicadamente me enamoras con tu palabra, que me mantiene en vela., para ti. Mi corazón te aguarda, y se ilumina.
Ya has llegado, tú que nunca te fuiste, tú que siempre estás. Has manifestado tu poder, tu amor y tu compasión por todos nosotros. Tú que nos escuchas y respondes.
Y aquí estoy yo, contigo, sobrepasada por tu bondad, tu misericordia y tu amor. Desfallecida ante tu luz poderosa que me deja en silencio y me empuja a alabarte sin fin.
Aqui me encuentro en dulce espera con el corazon abierto de par en para acogerte sin prejuicios y cuidarte el resto del año,