27 de enero
Lunes III
II Sam 5, 1-7 Hueso tuyo y carne tuya somos
Encarnado nos has hecho participar en tu carne. Carne soy. Aletea tu espíritu sobre mis huesos y me hacen revivir. Transformas mi corazón de piedra en corazón de carne. Me haces vivir en tu carne, en tu sangre, río de paz, remanso de dicha, placer silencioso y sin dicha que con su rumor descuaja los cedros y derriba las montañas. En ti soy lo que soy, amado amante.
No luches contra ti mismo pues aumentarás el fuego, entrega tu alma y deja que él apague el incendio