17 de junio
Domingo XI
Ga 2, 16.19-21 Vivo yo, pero no soy yo, es Cristo quien vive en mi
Esta frase la dice Pablo y desearía decirla yo con sinceridad, con verdad, desde la realidad de ni vida, que quiere radicarse en ti, que quiere ser posesión tuya. Descentrarme para centrarme en ti. Desvivirme para vivir en ti, para que tú vivas en mi, pues soy posesión tuya. Perder mi yo, mi ego, y vaciarme en ti. Dame tu gracia para realizar este deseo.
Que hermoso, de verdad uno de los cambios más profundos que he realizado en mi vida en estos últimos años, es refugiarme en Ti Señor, vivir cada día sitiendo tu presencia, tu amor, amarte, adorarte y pedirte esa gracia por el resto de mi vida. Poque me llevas de la mano, te siento. Vive en mi para desvirme en ti, como dice el comentario de Nano. Un abrazo
Empezar cada mañana pensando esta frase de San Pablo, es caminar de una manera distinta. Quiero abrir mi yo para que Dios entre en mí, que sea Él el que hable, sea Él el que haga. Quiero ser su instrumento y sentir y hacer lo que Él quiera sentir y hacer en mí y conmigo «mientras yo viva en esta carne».
Nuestra fe se hace más grande sabiendo que, como dice San Pablo, «me amó hasta entregarse por mí», no me juzgó, no me reprendió, no me castigó. Primero me amó y luego se entregó por mí. Así quiero ser yo, amar hasta la muerte y para eso tiene que ser Él el que viva en mí. No hay ora manera.