14 de noviembre
Domingo XXXIII
Lc 21, 5-19 Haced propósito de no preparar vuestra defensa…
Siempre queremos tenerlo todo controlado, Señor, creyéndonos únicos, autores y gestores de nuestra propia vida, de sus circunstancias, sin darnos cuenta que tanto el principio como el final no nos pertenecen, que la vida entera está en tus manos. Está bien recordar hoy que no hace falta que preparemos nuestra defensa, en caso de peligro vital, de persecución, en cualquier caso, porque Tú nos darás palabras y sabiduría a la que no podrá hacer frente ningún adversario.
«El Señor es mi luz y mi salvación,
el Señor es la defensa de mi vida.
Si el Señor es mi luz y mi salvación
¿a quién temeré?
¿quién me hará temblar?»
Junto a tí Señor,recogidda entre tus brazos,así es como siempre quiero estar.
¡¡Tengo el propósito de no preparar ninguna defensa por Tú Reino, confío plenamente en ti.!!
Sé a ciencia cierta que nunca me dejaras sola,que tú espíritu me alentará y ayudará a ser coherente si llegáse el momento.
Qué en la vida diaria, nos vienen los ataques y los desalientos,pero siempre siento que Tú me levantas, y me ayudas a seguir contra corriente. ¡¡Confío en tu palabra Señor!!