23 de julio
Domingo XVI
Rm 8, 26-27 El Espíritu acude en ayuda de nuestra debilidad
Y en nuestra debilidad tu Espíritu, Dios que te hiciste débil para fortalecernos, nos hace fuertes. Entonces nuestros corazones frágiles se transfiguran por el deseo de ti, de tu actuación en nuestras vidas, de tu presencia ardiente. Sé tú, Señor, roca mía, refugio mío, fortaleza mía. Dios mío, confío en ti.
Autor: Nano SM
Religioso Marianista, sacerdote. Actualmente trabajo en la pastoral de un colegio en Madrid, precisamente donde estudié y sentí la llamada a la vocación religiosa.
Desde hace tres años escribo cada día un comentario a la Palabra de Dios, que me ayuda a encarnarla y a darla a los demás. De alguna manera participo en la misión de María, dando a Jesús, dando su Palabra.
Lee todas las entradas de Nano SM
Las parábolas nos rescatan del olvido