7 de septiembre
XXIII domingo
Rm 13, 8-10 A nadie le debáis más que amor
Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos, como tú, por sus hermanos, como tú, por toda la humanidad, sea como sea. Nos has abierto el camino del amor, del desprendimiento, de la gratuidad, del olvido de sí. Nos has abierto tu costado, para que entremos en la intimidad del corazón que nos ofreces, lleno de amor. A nadie le debáis más que amor. Gracias, Señor.
Qué éste Amor tan grande que Dios me transmite, sea capaz de hacerlo visible en mi vida, con mis hermanos día a día.
Me uno al Papa Francisco, que nos pide que oremos por la paz, signo visible del Amor de Dios a todos los pueblos.
Señor, Tú clavado en la cruz entre ladrones y tu costado abierto por una lanzada. Abierto a todos, para conseguir el perdón del Padre a la humanidad.
Y como el poeta dijo:
«…No me tienes que dar porque te quiera,
pues aunque lo que espero no esperara,
lo mismo que te quiero te quisiera.»
Si por amor vives
y por amor mueres
te perderás en lo que eres