2 de junio
Corpus Christi
Gn 14, 18-20 Bendito sea el Dios altísimo
Bendito seas, Señor, Dios del universo inmerso en tu cuerpo y en tu sangre, todo tú, Señor, todo vida entregada, todo fuente de bendición sagrada, eterna, inabarcable. Bendito seas, Señor, por este pan y este vino, frutos de la tierra, de la vid y de nuestro trabajo, que recibimos de tu generosidad, por puro don, no conforme a nuestros méritos sino a tu bondad, que ahora te presentamos, en este día de gracia y bendición. Tu cuerpo y tu sangre, Cristo, Señor.
Tal es el hambre que me provocas que solo tú puedes saciarme
Llega la comunión, salgo a tu encuentro.
Caen las migajas de tu cuerpo
divino, antes de tu entrada a mi boca;
en la patena se ven pocas, minúsculas
fracciones de amor,
emancipadoras de pecado, dolor y tristeza.
¿Porqué me las niegas,Cordero de Dios?
¿Porqué no te dignas alimentarme
también con esas migajas?;¡lo son todo!,
grandes fracciones de amor,
donadoras de gracia, de fe y esperanza.