17 de julio
Jueves XV
Mt 11, 28-30 Venid a mi todos los que estáis cansados y agobiados y yo os aliviaré.
Pongo en tu cruz todo el dolor del mundo, todo el dolor que genero, todo el dolor y el cansancio vital de los que no encuentran descanso ni sentido a la vida. Se tú, Señor, consuelo en sus desconsuelos, a través del consuelo con que tú nos consuelas. Se bálsamo en sus heridas, aceite que nutra su debilidad.
Autor: Nano SM
Religioso Marianista, sacerdote. Actualmente trabajo en la pastoral de un colegio en Madrid, precisamente donde estudié y sentí la llamada a la vocación religiosa.
Desde hace tres años escribo cada día un comentario a la Palabra de Dios, que me ayuda a encarnarla y a darla a los demás. De alguna manera participo en la misión de María, dando a Jesús, dando su Palabra.
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He visto un viento furioso y vacío
sin rastro de compasión
sin rostro de Dios
sin vida
Mi gratitud Señor, por acogerme en tus brazos. Sabes que soy frágil y muchas veces me abandonan las fuerzas.
Mi ruego es por las personas que lo están pasando tan mal, por las que no tienen lo necesario para subsistir, por las diferentes causas, hay tantas injusticias, tantos abandonos, que es imprescindibles contar con Tú regazo. ¡¡Gracias Señor!!
Cansancio, agobio, miedo…. y tú estás ahí esperándome que acuda a ti para escucharme, recibirme, acariciarme. Tú me ayudas a perdonar, a sonreír, a seguir caminando. Me ayudas a coger la cruz, a abrazarla y continuar. Ese es tu alivio porque solo tú sabes mejor que nadie el peso de la vida.
Tú cargas con mi cruz y con todo el dolor del mundo. Yo hoy también acudo a ti unido a todo el sufrimiento de nuestros hermanos que vemos y pasamos de largo. Solo tú alivias y consuelas. Ayúdame a ser tus manos, tus pies y tu boca en la tierra para poder aliviar el cansancio y el agobio de los demás.