16 de abril
Martes III de Pascua
Salmo 30 Haz brillar tu rostro sobre tu siervo
Petición que tan frecuentemente me acompaña: haz brillar tu rostro sobre tu siervo. Tu rostro brilla en la oscuridad aparente de la pobreza, de la enfermedad, de la precariedad, de la marginalidad, de la caridad sin fin que se acerca a ti en el hermano que está solo y desamparado. Tu rostro se hace epifanía y claridad resplandeciente en la oscuridad aparente de nuestro mundo, en el pobre. ¿Por qué no me acerco a la claridad de tu luz?
Tu rostro Señor
Mirada que ilumina
Canto del gallo
¡Sin la luz de tu rostro Señor me perdería! Eres mi resplandor, necesito seguir tu camino,para no perder el sentido de mi vida.
Tu palabra calma el corazón del justo y altera la razón del ignorante