2 de septiembre
Lunes XXII
Is 4, 16-30 Me ha enviado a anunciar el evangelio a los pobres
El Espíritu del Señor está sobre mí, porque me ha ungido. Me has enviado a anunciar tu buena noticia a los pobres, a los marginados, a los parados, a los que sufren, a los enfermos, a los que viven el sinsentido de su propia oscuridad. Me has enviado a anunciar a los cautivos la libertad, y a los ciegos la vista, para dar libertad a los oprimidos, para anunciar tu año de Gracia. Amaré al prójimo con a mí mismo, desde tu propio amor.
Tu Palabra es voz pobre, quebrada,
que enriquece y restaura al peregrino
cojo ciego encarcelado en sí.
Me liberas con tu silencio eterno.
A los pobres de espíritu que enriquecen,
a los pobres de cultura que enseñan,
a los pobres de bienes que comparten,
a los pobres de ideas que colaboran,
a los pobres de salud que se superan,
a los pobres de fe que buscan,
a los pobres de alegría que sufren,
a los pobres de libertad que luchan,
a los pobres de amor que nos miran.