6 de noviembre
Miércoles XXXI
Rm 13, 8-10 A nadie le debías nada, más que amor
El amor que procede de ti, el amor que resume la ley y los profetas: Amarás al Señor tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con todas tus fuerzas, con todo tu ser. Y al prójimo como a ti mismo”. Hazme cauce de tu amor durante el día de hoy.
Autor: Nano SM
Religioso Marianista, sacerdote. Actualmente trabajo en la pastoral de un colegio en Madrid, precisamente donde estudié y sentí la llamada a la vocación religiosa.
Desde hace tres años escribo cada día un comentario a la Palabra de Dios, que me ayuda a encarnarla y a darla a los demás. De alguna manera participo en la misión de María, dando a Jesús, dando su Palabra.
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Amarte sobre todo y más que a nadie, quiero que sea real, que lo viva de forma auténtica en mis acciones con mis hermanos. Te doy gracias por el Amor recibido, quiero saber compartirlo.
No dejo marido ni hijos porque no me tuvieron,
ni madre y hermana que nunca estuvieron,
amigos, amantes y amados nunca supieron que era a ti a quien buscaba.
Sola estaba en medio de un mundo lleno de truenos,
cansada de recorrer cuerpos sin encontrar consuelo,
esperando una mirada donde apagar mi fuego,
un susurro donde dejar morir mi aliento.
Solo debo amor. Amor es lo que doy, amor que recibo de ti, Señor, cada día. Tú me amaste antes a mí. Desde el vientre de mi madre me escogiste para amarte, me cogiste de la mano y me llamaste por mi nombre, me dejaste acompañarte a la cruz donde, por amor, me diste a tu madre como mía, me dejaste reconocerte resucitado. ¿Se puede recibir más amor?. Pues eso es lo que debo y quiero dar, lo que de ti recibo cada día. Así seré cauce de tu amor.