14 de noviembre
Miércoles XXXII
Lc 17, 11-19 Se echó por tierra a los pies de Jesús, dándole las gracias.
Como el leproso que ha quedado limpio de su lepra, postrarme y agradecerte; postrarme y adorarte; postrarme y reconocerte Señor y Salvador; postrarme y amarte; postrarme y desaparecer en la postración para no ser simplemente alabanza de tu gloria, como el pájaro que canta y eleva su canto hacia ti. Fundido en la tierra, a tus pies.
Recostada en tu corazón
pasa en este intante
la eternidad
Toma mi vida, mi tiempo, mi aliento
guíame por caminos rectos
y dame constancia en los días oscuros
No permitas que cuestione tus senderos
enséñame a perdonar sin medida
y concédeme sabiduría para reconocerte
Amén
¡¡Señor, cuántas veces as limpiado mi alma!!
Quiero agradecerte ese acogimiento, ese perdón.
Dame la gracia de reconocer siempre mi pecado,
y ponerme en tus pies con toda la humildad.