Fuego y voz

28 de enero
IV domingo

Dt 18, 15-20 No quiero escuchar más la voz del Señor, ni quiero ver más ese gran fuego, para no morir

Tu voz que resuena en mi interior y quiebra mi fortaleza, tu fuego, llama de amor vivo que purifica mis entrañas y las deja vacías de todo lo que no seas tú, déjame oír tu voz amada, enciende el fuego de tu amor, incendia mi ser, entre tu palabra en mi vida y deje que mi existencia arda y sea antorcha de tu misericordia.