Muéveme

4 de diciembre
Lunes I de adviento

Is 2, 1-5 ¡Venid, subamos al monte del señor, a la casa del Dios de Jacob!

Muéveme tú, Señor, para quererte, que me mueva el saber de tu venida, la abundancia de la salvación que me ofreces, el gozo de vivir para acogerte. Muéveme hacia mí, donde tú habitas. Muéveme hacia los pobres y más necesitados de la sociedad, que son el sacramento de tu amor, la señal de tu venida. Deshaz mi vida para ti. ¡Ven, señor Jesús!

Adviento

3 de diciembre
I domingo de adviento

Is 63, 16-17.19.64,2-7 ¡Ojalá rasgases el cielo y descendieses!

¡Ven Señor, Jesús! ¡Ojalá rasgases el cielo y descendieses! Es el deseo, el anhelo continuo, de ti, de tu venida, de tu llegada, del acontecimiento que transforma mi vida y me hace uno contigo en el amor de tu salvación. Tu vienes, es la certeza de mi vida, y me salvas. Y cada año, en adviento, esta realidad se vuelve deseo ardiente, anhelo que estalla, mirada que se vuelve hacia ti, voz que clama: ¡ven, Señor Jesús!

Despierto

2 de diciembre
Sábado XXXIV

Lc 21, 34-36 Estad despiertos en todo tiempo

Que no me emboten el corazón las inquietudes de la vida, que nada ni nadie me separe de ti, que nunca te separas de mí. Mantenme en pie ante ti, Señor, esperando tu venida, que renovará mi vida en tu amor y tu misericordia.

Cercanía

1 de diciembre
Viernes XXXIV

Lc 21-29-33 Está cerca el reino de Dios

Y en medio de tantas conmociones, de tanto sufrimiento, de tanto dolor, en medio de nuestro mundo, hay muchos tocones secos que comienzan a renovar sus vástagos, muchos brotes que despuntan, mucho grano que comienza a geminar. Y la realidad se transforma por la belleza, la verdad y la bondad que tú has sembrado en nuestros corazones. Imagen y semejanza tuya somos, Señor. Y el mundo se transforma por la fuerza oculta de tu reino.