20 de septiembre
miércoles XXIV
Tim 3, 14-16 Grande es el misterio que veneramos
Me siento a solas con tu misterio, en silencio, y me abro al universo de tu eternidad, a lo quieras de mi. Hazme uno contigo, en la senda del amor.
Comentarios diarios a la Palabra de Dios, que ayuden a rumiarla y encarnarla
19 de septiembre
Martes XXIV
Lc 7, 11-17 No llores
Es lo que le dices a la viuda de Naím, que acaba de perder a su único hijo. Hoy sigues invitándonos a seguirte siendo consuelo de las mujeres, y de los hombres, que pierden a sus hijos. Especialmente de las mujeres de Somalia, que ven morir el fruto de su vientre en la cruz del hambre y de la insolidaridad internacional. ¿Cómo hacemos para consolar su pena en tu nombre?
18 lunes
Lunes XXIV
Lc 7, 1-10 Señor, no soy digno de que entres en mi casa, pero una palabra tuya bastará para sanarme
Todos los días te digo esta frase en la eucaristía, a veces sin darme cuenta. Hoy te la digo de corazón, consciente: Señor, no soy digno de que entres en mi casa, pero una palabra tuya bastará para sanarme. Sáname porque he pecado contra ti.
17 de septiembre
Domingo XXIV
Rm 14, 7-9 Si vivimos vivimos para el Señor
Es bueno recordar, Señor, que el domingo es tu día, y que si vivimos vivimos para ti, por ti, en ti. ¿Cómo voy a vivir este domingo en tu presencia? ¿Cómo te voy a dedicar mi tiempo, mi ser? Quizá puedo repetir, en oración incesante, las palabras del salmo responsorial de hoy: “Bendice alma mía al Señor, y todo mi ser a su santo nombre”.
16 de septiembre
Sábado XXIII
Lc 6, 43-49 Por sus frutos les conoceréis
Hazme fruto en ti, fruto del verano que se acaba, fruto jugoso y fresco, fruto carnoso y dulce, fruto que sacia y alimenta. Fruto en el seno de María. Fruto regado con la lluvia de tu gracia. Fruto de salvación. Fruto en tus manos. Fruto que cuelga del madero de la cruz. Fruto vivo que cae en la tierra y muere para renacer abundante. Hazme fruto para tu gloria y alabanza.
15 de septiembre
Nuestra Señora de los Dolores
Jn 19, 25-27 Junto a la cruz de Jesús estaba su madre
Al pie de la cruz. Fiel en medio del dolor. Mujer fuerte con las entrañas desagarradas. Pongo junto a ti, Señor, a tantas mujeres que ven morir a sus hijos por el hambre, por la guerra, por la precariedad, por la pobreza, por la falta de medicamentos, por la falta de salubridad, por nuestra falta de solidaridad y misericordia. Que en medio del dolor, la cruz sea fecunda, por tu presencia salvadora, por el don de tu amor que se entrega.
14 de septiembre
Exaltación de la santa Cruz
Flp 2,6-11 Se despojó de su rango y tomó la condición de esclavo
Pobrecito esclavito indigno, despojado de todo, olvidado, desapercibido…por ti. Ente lo que qué no cuenta para confundir a lo que cuenta, y mostrar que no es mi fuerza, sino el poder de tu brazo, el que derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes. En la cruz, Señor, en la entrega de la vida, en la renuncia a todo, nos muestras tu camino de Salvación. Úneme a tu cruz, Señor.
13 de septiembre
Miércoles XXIII
Col 3, 1-11 Aspirad a los bienes de arriba no a los de la tierra
En nuestra sociedad de consumo tan desaforado, que nos atrapa a todos, es bueno recordar que tú eres el único bien, la perla escondida, el tesoro que llevamos dentro. No deseo los bienes de este mundo si no a ti solo, Padre bueno, Cristo amado, Espíritu de vida, al igual que la cierva busca corrientes de agua, como el centinela espera a la aurora. Heredad tu reino, saciarme de tu misericordia, recibir la recompensa de tu abrazo de amor. Desapegado de todo, vacío de lo que no eres tú.
12 de septiembre
Dulce nombre de maría
salmo 144 Que todas tus criaturas te den gracias, Señor
Gracias por María, por su dulce nombre, que me vuelve hacia ti. Gracias por ser el fruto bendito de su seno. Gracias porque de sus entrañas te recibo. Gracias porque dio a luz la luz del mundo. Gracias porque en sus brazos te encuentro siempre. Gracias por la cordialidad con que te acogió a ti, acogió la voluntad del Padre y se hizo disponible a ella, acogió el don del espíritu Santo, que la hizo fecunda.
11 de septiembre
Lunes XXIII
Col 1,24-2,3 Nosotros anunciamos a Cristo
Fijos los ojos en ti, Señor. Tú el que sostienes nuestra fe. Tú la plenitud de nuestra esperanza. Tú el aliento de nuestra vida. Tú la fuente misericordiosa de la salvación del Padre. Tú, Seño, amigo, amado, amante. En este momento me pongo ante ti y te pido no deje nunca de anunciarte, de mostrarte, de conducir a todos hacia ti, camino, verdad y vida nuestra.