24 de abril
V domingo de Pascua
Ap 21, 1-5 Vi un cielo nuevo y una tierra nueva
Dame tus ojos para mirar con tu mirada la inmensidad de cada día, el tesoro encerrado en lo que veo y no veo, la abundancia del ser, lo innombrable y que sin embargo constituye toda la realidad. El horizonte sin límites, con el límite de lo expresado en palabras. La profundidad insondable de la arcilla, hecha cuenco de barro, hecha ser. Dame, Señor, el poseer el secreto de tus ojos, déjame ciego en tu mirada.