Adviento VI

4 de diciembre
Viernes I de adviento

Salmo 26 El señor es mi luz y mi salvación

Tú eres mi luz y mi salvación, tú eres la defensa de mi vida, solo te pido una cosa, solo busco una cosa, habitar en tu casa todos los días de mi vida, darme cuenta que me habitas y soy morada tuya, gozar de tus dulzuras en medio de las arideces de la vida, tener ánimo, no temblar aunque me asalten los malvados. Déjame a solas contigo para en el silencio de la tierra comprender que eres mi luz, mi salvación. ¡Ven, señor Jesús!

12.04

Adviento V

3 de diciembre
Jueves I de adviento

Is 26, 1-6 Mantiene la paz, porque confía en ti

La paz que procede de ti, la paz de poner la confianza en ti, la paz al comprender de manera incomprensible que me habitas, que sostienes mi vida, que eres mi tesoro, que todo procede de ti, que nadie me puede separar de tu amor, que todo es gracia, que todo es don, que lo tengo todo en ti, que teniéndote a ti mi vida vive en la plenitud de tu amor. Y todo ello desapercibidamente, en el silencio. ¡Ven, señor Jesús!

12.03

Adviento III

1 de diciembre
Martes I de adviento

Isaías 11, 1-11 Brotará un renuevo del tronco de Jesé

Siempre esta lectura de Isaías XI trae a mi recuerdo el sabor de una experiencia de fe, de un lugar que surgió de la nada en la sierra de Madrid, de un pozo, de un jardín, de unos árboles, del riego, de la laguna, de los patos, de la Montaña, de amaneceres y anocheceres, de encuentros, de tu presencia singular, Señor, de la oración, de la comunidad, de la acogida, de la disponibilidad. El lugar se llama Isaías XI. Encontraba tu Espíritu posado ahí, por ahí te encontraba como muchacho que pastorea al león junto al cabrito. Aunque ya no voy, me sigues encontrando, pues de esa raíz ha florecido un vástago: ¡ven, Señor Jesús!

12.01