Magnificat

22 de diciembre

Lc 1, 46-56 Proclama mi alma la grandeza del Señor

Tú eres grande, Señor y mi boca pequeña proclama tu grandeza. De tu boca sale tu Palabra, la dicha de mi salvación. «Siento la voz divina de tu boca, acariciar mi oído tiernamente, tu aliento embriagarme, y en mi frente la mano que ilumina cuanto toca.» En la boca del poeta bebo los versos de tu amor, que tan cerca de tu nacimiento se transforman en silencio, alabanza, asombro y admiración.

12.22