Sin palabras

11 de marzo
Martes I de cuaresma

Mt 6, 7-15 Cuando recéis no uséis muchas palabras

Pon en mi boca el silencio de la palabra, en mis entrañas el silencio del corazón, en mi ser el silencio del ser, para poder ser pronunciado por ti. Vísteme con tu silencio para despojarme junto a tu cruz. Que mi oración solo sea tu oración en mí, silenciosa, desprendida, perdida, vacía. ¿Cómo desaparecer en la orilla de tu palabra que vuelve a ti tras empapar la tierra?

03.11

Santos

10 de marzo
Lunes I de cuaresma

Lv 19,1-2 Seréis santos porque yo, el Señor, vuestro Dios, soy santo

Ser santo como tú: dar de comer al hambriento, dar de beber al sediento, dar posada al forastero inmigrante subsahariano, vestir al desnudo, visitar al enfermo, acompañar al que está preso, no cerrarme a mi propia carne, donde tú, Dios encarnado en la pobreza del mundo, me llamas a adorarte, a amarte, a entregarme sin reservas, a ser santo como tú eres santo.

03.10

Aliento de vida

9 de marzo
Primer domingo de cuaresma

Gn 2, 7-9 Sopló en su nariz un aliento de vida, y el hombre se convirtió en un ser vivo

Vivo por ti, en ti, para ti. Vivo porque me creaste, me redimiste, me llamaste, me sedujiste. Vivo porque cada día soplas tu aliento sobre mi ser y tu espíritu me da la vida. No puedo resistir a tu voz, al soplo de tu amor, a tu silencio entregado, donde pronuncias mi nombre y me recreas. En tu vida llamado a la vida. No me dejes caer en la tentación de la muerte; líbrame de mi propio mal, y del mal que me separa de ti. Amén.

03.09

Tu luz

8 de marzo
Sábado después de ceniza

Is 58, 9-14 Cuando…

Tu Palabra me va despojando de todo, hasta la propia palabra. Quedo en silencio, anidas en mi corazón. Cuando destierres de ti la opresión, el gesto amenazador y la maledicencia, cuando partas tu pan con el hambriento y sacies el estómago del indigente, brillará tu luz en las tinieblas, tu oscuridad se volverá mediodía. Tu oscuridad se llenará de mi luz, y serás luz.

03.08

Tu carne

7 de marzo
Viernes después de ceniza

Is 58, 1-9 Y no cerrarte a tu propia carne

Ese es el ayuno que tú quieres, y que lleca con toda la fuerza de tu Palabra, con todo tu caudal: quieres que abra las prisiones injustas, que haga saltar los cerrojos de los cepos, dejar libres a los oprimidos; quieres que parta mi pan con el hambriento, hospedar a los pobres sin techo, vestir al desnudo y no cerrarme a mi propia carne, en la carne sagrada de la humanidad, que es tu amor encarnado.

03.07

Seguirte

6 de marzo
Jueves después de ceniza

Lc 9, 22-25 El que quiera seguirme

Quiero seguirte en el camino de la cuaresma, hacia tu pascua. Quiero negarme a mí mismo, cargar con la cruz de cada día e ir contigo a Jerusalén, sufrir contigo la cruz, llegar contigo a la vida que me ofreces. Quiero; Señor, pero sin ti nada puedo. Pon en mi el querer y el obrar.

03.06

Miércoles de ceniza

5 de marzo
Miércoles de ceniza

II Cor 5, 20-6,2 En nombre de Cristo os pedimos: dejaos reconciliar con Dios

Comienzo este tiempo de cuaresma recibiendo la llamada que me haces a dejarme reconciliar con Dios. Convierte mi vida, Señor, a ti y a tu evangelio. Convierte mi mirada, mis pensamientos, mis deseos, mis acciones, todo mi ser. Convierte mi vida en tuya, vive tú en mi, hazme cada día más tuyo y menos mío. Por el don de tu Palabra, en oración, con penitencia, compartiendo con los que tienen menos, desprendido de todo, menos de ti.

03.05

Por ti

4 de marzo
martes VIII

Mc 10, 28-31 Por mi y por el evangelio

Tú eres el por qué de mi vida, tú y tu evangelio, la buena noticia que me haces vivir en tu alegría, en donación, en búsqueda, en entrega, en consagración. Por ti y por tu evangelio he dejado algo y he recibido el tesoro incalculable de tu bondad y misericordia, de tu cercanía, de tu presencia continua, de tu amor. Tú te constituyes en el centro y en el motor de mi existencia. Gracias, Señor.

03.04

Bendito

3 de marzo
Lunes VIII

I Pe 1, 3-9 Bendito sea Dios

Eres bendito, Señor, porque me has hecho renacer en ti, me llamas a vivir en una esperanza renovada, de una vida sin fin en ti. Desde ahora. Y esa perspectiva me hace comprender que todo en esta vida se puede transformar desde tu perspectiva, con una mirada que me sitúa más allá. En la fuerza de tu amor. Quedo en silencio, Señor, abierto al don de tu gracia.

03.03

Descansa

2 de marzo
Domingo VIII

Salmo 61 Descansa solo en Dios, alma mía

Descansa solo en Dios, porque de él viene tu salvación. Tú eres la roca firme, que me asienta, el refugio, que me ampara, la delicia de mi corazón, que se transforma en manjar suculento que me alimenta. El gozo que me das es mi fortaleza. De ti brota mi bendición. Poniendo en ti tanto mi anhelo y mi aspiración. Escucho de ti esta pregunta: ¿Quién de vosotros, a fuerza de agobiarse, podrá añadir una hora al tiempo de su vida?

03.02