23 de abril
Martes IV de pascua
Jn 10, 22-30 Mis ovejas escuchan mi voz
Por tercera vez me preguntas, en el silencio del lecho florido, si escucho tu voz que me dice vuélvete paloma que el ciervo vulnerado por el otero asoma y fresco toma. Tu voz potente, tu voz magnífica, tu voz tierna, tu voz que sosiega mis noches y abre a la claridad de tu luz los sueños que me oprimen, en par de los levantes de la aurora. Tu voz, música callada, soledad sonora, voz que recrea y enamora. Voz que me viste de paz, de felicidad.