Amarte

20 de septiembre
Jueves XXIV
Lc 7, 36-50 Y una mujer de la ciudad, una pecadora, al enterarse…

De que Jesús estaba comiendo en casa de un fariseo, vino con un frasco de perfume, y colocándose detrás junto a sus pies, llorando, se puso a regarle los pies con sus lágrimas, se los enjugaba con sus cabellos, los cubría de besos y se los ungía con perfume.

Como la mujer, llorar mis pecados en un acto de amor, llenarte de besos, derramarme a tus pies.