Pacua II

26 de abril
Martes octava de Pascua

Jn 20, 11-18 ¡María!

Déjame escuchar cómo me pregunta por qué lloro. Déjame manifestar que te he perdido, que no sé dónde te han puesto, que el sepulcro está vacío. Déjame volverme hacia ti, y no reconocerte. Déjame que me preguntes, ahora tú, por qué lloro, a quién busco? ¿No sabes que te busco a ti, que mi alma tiene sed de ti, que te añoro en el amor? Déjame escuchar en medio de mis llantos mi nombre, pronunciado por tu amor. ¡María! Déjame responderte con un acto de fe: ¡Maestro!