Tus ojos verán

6 de diciembre
Sábado I de adviento
Is 30, 19-21.23-26 Tus ojos verán a tu maestro

Así es. Desterradas las lágrimas de la mirada, limpia y purificada por la claridad de tu presencia, los ojos podrán ver, y reconocerte en el camino de la vida, en la lluvia que das para la semilla, en el grano de la cosecha, en los ganados que pastan en las praderas, en los ríos y en los cauces de agua, en medio de la ciudad, del asfalto, de las calles bulliciosas. Tu luz, Señor, hará ardiente mi mirada y, sin saber cómo, te veré en medio del todo y de la nada. Mis ojos verán a mi maestro. ¡Ven, Señor, Jesús!