Nada de nadie

1 de abril
Martes II de Pascua

Hechos 4, 32-37 Nadie llamaba suyo propio nada

Lo mío no es lo tuyo, Señor. Porque lo tuyo es partir y repartir, partirte y repartirte, sin guardar nada, sino dando la vida hasta el extremo, por amor. Dándote, generosamente, sin límites, desapropiándote. Lo que hemos vivido en el misterio pascual nos invitas a vivirlo en la comunidad, que es la Iglesia, al igual que en los inicios. Ninguno pasaba necesidad, pues los que poseían tierras o casas las vendían…luego se distribuía según lo que necesitaba cada uno.