Viernes santo

21 de marzo
Viernes Santo

Salmo 30  Tú eres mi Dios

 Porque tú eres mi Dios. Mirarte en la cruz. Ir más allá de la mirada. Contemplar desde el corazón. Sin palabras. Latiendo de amor. Saber, más allá de toda sabiduría, que junto a  tu cruz, en tus manos crucificadas, abiertas y redentoras, encomiendo mi espíritu. Acogerme junto a ti; confiar en ti; esperar en ti. Crucificado. Y dejar que me digas, que me muevas, que me unas a ti. A tu vida, y a tu muerte en cruz. Cada día. Amén.