17 de septiembre
Lunes XXIV
Lc 7, 1-10 Señor, no soy digno de que entres en mi casa
Estas palabras, que merecen un elogio encendido de Jesús, “os aseguro que en todo Israel no he encontrado tanta fe”, son las que repetimos cada día en la eucaristía, antes de la comunión. No soy digno de que tú vengas, y vienes. No soy digno de que entres en mi casa y estás conmigo, compartiendo cada momento de mi historia, los que están más cerca de ti, y también en los que pretendo alejarme. Aquí estás tú, siempre, en mi interior, en mi casa.