Sígueme

24 de febrero
Sábado después de ceniza

Lc 5, 27-32  Sígueme

Puedo dejar un momento de silencio, vaciando mi corazón y mi mente de otras anhelos, poniéndome ante Jesús desnudo y en gratuidad, dispuesto a que me pida lo que quiera. Incluso puedo cerrar los ojos e imaginarme a Jesús ante mí. No solo preguntarme que he hecho por Jesús, que hago por Jesús, que puedo hacer en el futuro por Jesús, sino darme cuenta lo que Jesús está haciendo por mí.
Y escucharle cómo , de nuevo, me dice: Sígueme.